Reciclaje de plástico en Europa vs reducción y reutilización

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La Economía Circular (EC) avanza con paso firme en nuestras empresas y sociedad. Sin embargo, el sector del reciclaje de plásticos se enfrenta a grandes desafíos y a una profunda transformación en 2025. Lo que alguna vez se consideró un área clave estratégica y una esperanza para la transformación sostenible, hoy se encuentra en una fase de reorientación crítica, con la industria europea de reciclaje de plásticos encarando un colapso inminente.

La alarma: cierre de plantas y la trampa de los precios

La situación en Europa es alarmante. La industria del reciclaje está bajo una presión significativa debido a dos factores convergentes: la caída de los precios del plástico virgen y las importaciones baratas.

Desde 2022, el panorama se ha deteriorado: el 50% de las plantas de reciclaje en la Unión Europea opera actualmente «a pérdidas». Esta tendencia ya ha resultado en el cierre de más de 30 plantas de reciclaje de plástico en Europa en solo dos años. Si esta tendencia se mantiene, Europa podría perder casi un millón de toneladas de capacidad de reciclaje desde 2023. Esto amenaza a 850 empresas, 30.000 empleos y 9.100 millones de euros de ingresos anuales en el sector.

La raíz del problema radica en que el plástico virgen, derivado de recursos fósiles, sigue siendo económicamente atractivo y en muchas ocasiones subsidiado. En contraste, los reciclados europeos son más costosos de producir y están sujetos a regulaciones más estrictas. Como resultado, hay una baja demanda de plásticos reciclados, lo que, según los actores clave, significa que «sin demanda = sin reciclaje».

Fortalecer la estrategia: la intervención política urgente

Para que la Economía Circular sea viable, no podemos permitir que la crisis se convierta en la norma. La política, la economía y la sociedad deben actuar unidas. El sector reclama medidas urgentes a la Comisión Europea para impulsar las inversiones, frenar la competencia desleal y evitar más cierres.

Plastics Recyclers Europe (PRE), junto con otras organizaciones, ha identificado seis áreas de acción prioritarias.

Áreas de acción

  1. Fortalecer el comercio y la protección del mercado: hay que implementar controles estrictos e indicadores aduaneros específicos para las importaciones de reciclados, y aplicar aranceles justos a países no conformes para proteger nuestra economía circular. Se necesitan «cláusulas espejo» y exigencias claras en términos de productos químicos para los productos importados, garantizando estándares consistentes.
  2. Reducir los precios de la energía: los recicladores necesitan acceso a energía asequible y limpia, aliviando al sector mediante subvenciones y exenciones fiscales. (Complejo de manejar)
  3. Disminuir la presión de precios sobre materias primas (recicladas): esto implica asegurar la calidad del material a pesar de las crecientes tasas de reciclaje y establecer estándares uniformes para la clasificación y los informes.
  4. Garantizar altos estándares de calidad: deben aplicarse controles de calidad estrictos tanto para los reciclados de la UE como para los importados, con un marco unificado de la UE para la recolección, clasificación y reciclaje.
  5. Simplificar la regulación: es necesaria la armonización de las obligaciones de reporte a nivel europeo y la reducción de la burocracia, además de acelerar los permisos para las nuevas plantas (máximo 6 meses).
  6. Crear incentivos financieros y demanda obligatoria: esto incluye establecer sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (EPR) uniformes en todos los Estados miembros y ventajas fiscales para productos que contengan reciclados de la UE en las adquisiciones públicas.

El sector exige la aceleración de los objetivos obligatorios de contenido reciclado, por ejemplo, solicitando que el mínimo exigido para el plástico PET en botellas de agua sea del 35% en 2027 (en lugar de 2030), y del 50% para 2030, extendiendo estos objetivos a sectores como electrodomésticos, construcción, agricultura, cosméticos y embalaje de alimentos.

El verdadero cambio de paradigma: más allá del reciclaje

Si bien luchar por la viabilidad de la industria del reciclaje es fundamental—puesto que el plástico reciclado reduce las emisiones de CO2 en un 75% respecto al virgen—, esta crisis nos obliga a recordar que la Economía Circular es mucho más que simplemente reciclar.

El concepto de Economía Circular requiere eliminar la noción de residuo y valorizar los recursos después de su utilización. Nuestro compromiso debe ir más allá de la gestión del flujo de materiales al final de su vida útil y centrarse en la eficiencia en el uso de recursos desde el diseño.

La jerarquía de la circularidad prioriza:

  1. Reducción y replanteamiento (Rethink): la razón principal para incorporar la EC en la empresa es implantar, de forma sistemática y coherente, procesos de uso eficiente de recursos. Este paso implica el ecodiseño, garantizando que los materiales que componen un producto sean aptos para reutilizar, refabricar o reciclar desde el inicio.
  2. Reutilización y refabricación (Reuse): si se generan productos, debemos diseñar para que su destino final (al finalizar su vida útil) sea la reutilización o la refabricación. La reutilización y el enfoque en prolongar la vida útil de los productos es intrínseco al concepto de EC.
  3. Reciclaje: el reciclaje, si bien vital (midiendo el porcentaje de materiales técnicos o biológicos que proceden de procesos de reutilización o reciclaje), es la última opción en esta jerarquía.

La crisis económica actual en el reciclaje es una señal de alarma que indica que estamos confiando demasiado en una solución de final de ciclo (el reciclaje), mientras descuidamos las palancas estratégicas iniciales: reducir la cantidad de material virgen usado y garantizar que todo producto sea diseñado para un ciclo de vida extendido (reutilización) o para la recuperación total de sus componentes (refabricación).

Conclusión: voluntad política y visión holística

La Economía Circular es un hecho que ha llegado para quedarse en nuestro entorno, impulsado por leyes y estrategias de la Unión Europea. Ya sea por cumplimiento normativo, por convicción o por compromiso con el medio ambiente, se debe optar por este cambio de paradigma.

La crisis en la industria del reciclaje de plásticos en 2025 es una señal de alarma. Para asegurar un futuro sostenible, se necesita voluntad política valiente y una estrategia económica que corrija las distorsiones del mercado (como el precio del plástico virgen) y exija la demanda de reciclados. Pero, sobre todo, necesitamos una visión holística.

No podemos limitarnos a reciclar mejor; debemos diseñar menos residuos. La tecnología de clasificación inteligente, que permite una pureza y eficiencia máximas, es un aliado para la rentabilidad del reciclaje. Sin embargo, el primer paso debe ser siempre la estrategia corporativa, que nos permita implantar procesos de uso eficiente de recursos y fidelizar clientes dando respuesta a sus necesidades reales, enfocados en la reducción y la reutilización.

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