La inminente Ley de Economía Circular (CEA, por sus siglas en inglés), cuya adopción está prevista para finales del cuarto trimestre de 2026, viene como el instrumento muy importante para reforzar la competitividad de la UE y asegurar su autonomía estratégica.
Este análisis se centra en las razones estructurales que impulsan esta legislación, los objetivos medibles que persigue y las palancas de acción específicas que transformarán el mercado interior de la UE.
El diagnóstico: Por qué la Ley es improrrogable
La necesidad de la Ley de Economía Circular surge de un diagnóstico claro y contundente: el progreso hacia la circularidad es, hasta ahora, insuficiente y lento. A pesar de los esfuerzos legislativos previos, la UE se encuentra estancada en una tasa de utilización de material circular del 11.8% en 2023, apenas superior al 10.7% registrado en 2010.
Si queremos cumplir con el compromiso del Pacto Verde Europeo y alcanzar la neutralidad climática para 2050, este ritmo debe acelerarse exponencialmente.
Existen fallos regulatorios y de mercado que la CEA busca corregir de forma directa:
- Dependencia y competitividad: La UE mantiene una dependencia crítica de la importación de muchas materias primas. Esta vulnerabilidad la tenemos enquistada y compromete nuestra seguridad económica. La circularidad es clave para impulsar la seguridad económica, la resiliencia y la competitividad.
- Fragmentación del mercado único: El mercado para los residuos y las materias primas secundarias (SRM) está significativamente fragmentado. La interpretación y aplicación heterogénea de las normas de la UE genera incertidumbre legal y costes elevados para los operadores económicos. Sin un punto de partida común a nivel de la UE, la circularidad no puede alcanzar la escala necesaria para ser económicamente viable y competitiva.
- Economía incorrecta de las SRM: Las materias primas secundarias a menudo tienen precios más altos y calidades percibidas inferiores, lo que les impide competir eficazmente con las materias primas primarias. Es necesario «acertar con la economía» de estos mercados mediante incentivos económicos específicos y un marco legislativo propicio.
- Ineficiencia de recursos: La extracción y procesamiento de recursos son responsables de más del 90% de la pérdida de biodiversidad. La economía lineal tradicional de «tomar, fabricar, usar, desechar» es insostenible y nos empuja más allá de los límites planetarios.
El sector manufacturero de la UE, que gasta en promedio un 40% de sus costes en materiales, tiene un interés comercial directo en adoptar modelos de circuito cerrado para aumentar su rentabilidad y protegerse de las fluctuaciones de precios. La CEA proporcionará el marco regulatorio necesario para desbloquear estos ahorros y oportunidades.
El objetivo 2030: Ambición y metas cuantificables
La Ley de Economía Circular es un componente fundamental de la Brújula para la Competitividad y del Pacto Industrial Limpio (Clean Industrial Deal). Su principal meta cuantificable es duplicar la tasa de utilización de material circular en la UE hasta alcanzar el 24% para 2030. Este ambicioso objetivo confirma la aspiración de la UE de convertirse en el líder mundial de la economía circular en esta década.
El propósito central de la CEA es crear un verdadero “Mercado único” para las materias primas secundarias. Esto se logrará aumentando la oferta y la demanda de SRM de alta calidad y verificables a precios competitivos.
Los pilares clave de la nueva legislación
La iniciativa legislativa del CEA se estructura en torno a dos pilares principales de intervención, complementados por medidas transversales de simplificación:
Gestión integral de los residuos electrónicos (e-waste)
El flujo de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) es el de más rápido crecimiento en la UE, con un aumento anual del 2%, pero menos del 40% se recicla. La pérdida de valor de los materiales, muchos de ellos críticos, es inaceptable.
La CEA abordará esta problemática revisando las normativas existentes para asegurar una recogida y un reciclaje efectivos. El objetivo es generar una demanda de mercado para las materias primas secundarias críticas contenidas en estos dispositivos, eliminando las fugas de materiales y la gestión incorrecta de estos flujos.
Fomento del “Mercado único” de materias primas secundarias
Para que el mercado interior funcione, se requiere un conjunto de reformas que eliminen barreras e incentiven la demanda:
- Reforma de los criterios de «Fin de la condición de residuo» (End-of-Waste): Es imprescindible evaluar y desarrollar criterios armonizados a escala de la UE para flujos de residuos específicos. La ambigüedad legal sobre cuándo un residuo deja de serlo para convertirse en un subproducto o una SRM de calidad ha sido un obstáculo. La CEA impulsará la clasificación legal y la garantía de calidad para acelerar la incorporación de estas materias.
- Simplificación de la responsabilidad ampliada del productor (RAP): Se prevé una simplificación, digitalización y extensión de los regímenes de RAP. Estos esquemas son vitales para financiar la recogida y el tratamiento de residuos y, al hacerlos más eficientes y coordinados, se reduce la carga administrativa y se fomenta la circularidad a escala.
- Contratación pública circular obligatoria: Las autoridades públicas, cuyo poder adquisitivo representa el 14% del PIB de la UE, son un motor de demanda clave. La CEA establecerá criterios obligatorios, específicos e impactantes para la contratación pública de bienes, servicios y obras circulares. Esto enviará una señal de mercado clara y poderosa a la industria.
Coherencia regulatoria y el refuerzo de la base industrial
La Ley de Economía Circular no actúa en el vacío; se apalanca en el marco legislativo ya establecido por el Segundo Plan de Acción de Economía Circular (CAP 2020), reforzando y ampliando sus medidas.
Iniciativas clave ya adoptadas o en vigor que la CEA complementa incluyen:
- Reglamento de ecodiseño para productos sostenibles (ESPR): Entró en vigor en julio de 2024 y es la piedra angular para asegurar que los productos sean más sostenibles y circulares, abordando aspectos como la durabilidad y la reparabilidad desde la fase de diseño.
- Directiva sobre el «Derecho a reparar»: Esta directiva, en vigor desde julio de 2024, empodera a los consumidores con mejor información y derechos de garantía.
- Reglamento de residuos de envases (PPWR): En vigor desde febrero de 2025, busca armonizar las medidas nacionales y fortalecer el mercado interior para las SRM, la fabricación, el reciclaje y la reutilización de envases.
- Revisión de la directiva WEEE: Los hallazgos de la evaluación de la Directiva sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos serán utilizados para informar una propuesta de revisión en el marco de la próxima CEA.
La CEA es la culminación de estos esfuerzos, ofreciendo un marco robusto y coordinado para la transición. Busca la simplificación regulatoria y la reducción de la carga administrativa, creando un marco más rápido y predecible que facilite las inversiones necesarias en circularidad.
Conclusión: Hacia una transición justa y competitiva
El impacto de la Ley de Economía Circular será profundamente positivo y sistémico. La transición hacia la circularidad es esencial para desvincular el crecimiento económico del uso de recursos y garantizar la competitividad a largo plazo de la UE.
- Lucha contra el cambio climático: Las prácticas circulares contribuirán con al menos un 20-25% de la reducción de emisiones de GEI necesaria para alcanzar la neutralidad climática para 2050.
- Beneficios económicos y sociales: Ayudará a reducir costes para las empresas manufactureras. Para los ciudadanos, implica un menor coste de vida gracias al fomento de la reparación y la reutilización de productos más duraderos. Además, se espera que promueva la creación de nuevos puestos de trabajo, especialmente en las PYMES y el sector de la economía social.
En definitiva, la CEA cristaliza la ambición europea de transformar su estructura industrial y económica. Ya sea por convicción propia, por compromiso con el medio ambiente o por la ineludible necesidad de cumplir con las normativas, el camino hacia la circularidad se convierte en una vía legislativa firme e irreversible. Con esta Ley, Europa está sentando las bases no solo para una economía más limpia, sino también para una base industrial más robusta, resiliente y preparada para el futuro global. Es el momento de que las empresas, la sociedad y la administración coordinen sus esfuerzos para asegurar la implementación exitosa de este nuevo marco.
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