Las energías renovables son un paso clave en el avance hacia un planeta sostenible.
El actual desarrollo basado en energías de origen fósil está conduciendo a desastres medioambientales como el efecto invernadero, acidificación de océanos, pérdidas de recursos en agua dulce y, como resultado final, a un cambio climático.
Las energías limpias están recogidas en todos los planes de desarrollo sostenible y economía circular que se están realizando a nivel europeo, nacional y autonómico.
En este sentido, el último Real Decreto 244/2019 que regula el autoconsumo de energía eléctrica supone un gran avance.
ENERGÍAS RENOVABLES Y VIVIENDAS
La integración de energías renovables en un edificio está suponiendo todo un acontecimiento desde finales del año pasado, pero ha de realizarse con importantes dosis de lógica y coherencia. Lejos de un frenesí que pueda convertir este hecho en uno de los “boom” que en años anteriores hemos sufrido en situaciones similares.
Un caso típico que se puede encontrar es instalar algún tipo de energía renovable, por ejemplo fotovoltaica, en un edificio con claras deficiencias energéticas (falta de aislamiento, orientación inadecuada, ventanas ineficientes, electrodomésticos antiguos, climatización obsoleta,…), por lo que la instalación renovable será un “parche” caro y sin ningún tipo de sentido.
Puede ser un ejemplo en viviendas con una determinada antigüedad o realizada con materiales ineficientes.
Lo más recomendable es hacer un estudio previo de la eficiencia energética del edificio, valorar qué medidas pasivas pueden optimizar el uso energético (climatización, agua caliente e iluminación) y, a continuación, valorar que solución renovable es más idónea.
La medida pasiva puede resultar más cara, pero el tiempo de validez de estas medidas es muy superior al de cualquier instalación de energía renovable.
ENERGÍAS RENOVABLES
Energías como la solar, la aerotermia, la eólica, la geotermia, etc., se pueden integrar en un edificio con diferentes finalidades: para obtener agua caliente, generar electricidad, cargar un vehículo eléctrico o climatizar.
Se están desarrollando elementos que se integran en el propio edificio y que se han de tener en cuenta para nuevas construcciones, mejorando la integración en el edificio:
- Tejado solar que queda integrado en la cubierta del edificio para la obtención de energía eléctrica.
- Tejado solar para la producción de agua caliente sanitaria (ACS) (paneles térmicos de pizarra natural)
- Vidrio fotovoltaico para la generación de energía eléctrica.
Actualmente, la incorporación de energías renovables en los edificios españoles es muy modesta.
El 11% de los hogares dispone de algún tipo de fuente de energía renovable (1.918.765 hogares). En el caso de las viviendas unifamiliares es un 22% y para los pisos un 6%. (Fuente: IDAE, 2017)
Pero estos datos contrastan con las fuentes de suministro energético (Fuente: IDAE, 2017):
- En calefacción, el 1.9% de la energía tiene como origen renovable.
- Para ACS, el 1.7% es de origen renovable.
- En refrigeración, el 0.3% es de origen renovable.
- Para cocina, el 0.2% es de origen renovable.
De estos datos se puede deducir que, o bien las fuentes de energía renovable existentes en los hogares son testimoniales, o bien tienen unas eficiencias muy bajas. En cualquiera de los dos casos, la conclusión es que las energías renovables están muy lejos de suponer una alternativa a las energías de origen fósil.
Esta conclusión se refiere a la energía renovable generada y consumida in situ o en su proximidad. Otro caso es el origen de la energía eléctrica que se consume en los hogares y procede del exterior, es decir, el mix energético que genera esta electricidad (ciclo combinado, nuclear, hidráulica, solar,….)
REHABILITACIÓN
Como comenté al principio, el uso de energías renovables en los hogares ha de ir unido a la rehabilitación de los mismos. Reduciendo consumos y emisiones, optimizando el uso del recurso energético.
La instalación de equipos de energía renovable no tiene sentido si, previamente, no se realizan acciones que vayan dirigidas a la reducción de demanda energética.
Estas reducciones van unidas a mejoras en los edificios: aislamiento externo o interno, vidrios, puentes térmicos, protecciones solares, instalaciones eficientes,…., que optimizarán la demanda y permitirán que la incorporación de fuentes de energía renovables sea más factible.
Es muy importante incluir el factor económico, que permita rentabilidades y retornos coherentes. A día de hoy, las ayudas y estímulos son claves como el programa PAREER-CRECE gestionado por IDAE.
Todas estas acciones llevan asociadas otras ventajas, sobretodo en un sector como el de la construcción: oportunidades, empleo y mercado. Sin olvidar la dinamización del sector tecnológico que engloba a nuevas tecnologías en la energía renovable, tanto en las que ya han alcanzado cierto grado de madurez como en las que están en pleno desarrollo.
CONCLUSIÓN
El cambio de energías de origen fósil a renovables es un pilar importante en el entorno de las ciudades y su desarrollo (son los mayores consumidores de energía: climatización, agua caliente, movilidad), muy relacionado con una calidad de vida libre de contaminación y agentes nocivos para el medioambiente.
Pero no se ha de olvidar el uso eficiente de la energía. La mejor energía es aquella que se consume de forma responsable o que se ahorra. Por lo que el cambio de energías de origen fósil a energías renovables ha de ir asociado con un uso eficiente y coherente.
En el caso de las viviendas, el uso de medidas pasivas que reduzcan los consumos y mejoren la climatización es un paso clave y previo a la instalación de energías renovables.
En otro blog, ya veremos cómo usar y gestionar las instalaciones que realicemos. Por ejemplo: aerotermia y energía solar fotovoltaica.
Teniendo en cuenta la posición que todo ello tiene en un desarrollo sostenible, así como respetuoso con nuestro entorno social y medioambiental.
